Título original: The Taking of Pelham One Two Three
Año: 1974
Duración: 104 min
País: Estados Unidos
Dirección: Joseph Sargent
Guión: Peter Stone (basado en la novela de John Godey)
Con: Walter Matthau, Robert Shaw, Martin Balsam, Hector Elizondo, Jerry Stiller
Grado: A
Reseña: Hugo C
La reseña de hoy es de una película de 1974 que nos muestra cómo cuatro tipos toman un subte en Nueva York. No, no es un documental. ¿Y entonces?
No suena demasiado prometedor como premisa de una película. Al fin y al cabo, es lo que hacen a diario miles de neoyorquinos de ambos sexos y nadie hace una película con el viaje de doña Matilde desde Queens hasta el Bronx para ver a su tía Petunia. Una vez lo filmaron a Keanu Reeves, que le cedió el asiento a otra persona, pero bueno, era Keanu Reeves. Así que mejor lo reformulo: un grupo comando secuestra un tren subterráneo en Nueva York y pide un millón de dólares para liberar a los pasajeros.
La acción transcurre en la Nueva York de mediados de la década del 70, cuando era frecuente abrir el periódico y enterarse de que tal o cual grupo terrorista había secuestrado un avión de pasajeros. Secuestrar el convoy que sale de Pelham a la 1:23 es ciertamente inusual, aunque no permite sumar millas por viajero frecuente. Por otra parte, las acciones de estos secuestradores no están motivadas por ninguna ideología: se trata de cuatro pelandrunes que sólo buscan ganar un poco de dinero.
Los cuatro visten chaquetas y sombreros de corte idéntico, llevan bigote y anteojos y se llaman el uno al otro usando nombres clave: Mr. Blue, Mr. Green, Mr. Grey, Mr. Brown. Mr. Blue (Robert Shaw) es el cerebro de la banda, un militar retirado frío y calculador; Mr. Green (Martin Balsam) es el indispensable, un antiguo motorman que sabe cómo manejar un tren; Mr. Grey (Hector Elizondo) es el imponderable, un ex mafioso que dispara antes de pensar y odia la autoridad; Mr. Brown (Earl Hindman) es callado y eficiente.
Entretanto, del otro lado del mostrador, Zachary Garber (Walter Matthau), el policía a cargo de la seguridad de la red de subterráneos de la ciudad, trata de entretener a un grupo de visitantes VIP: un puñado de japoneses que aparentan desconocer minuciosamente el idioma inglés y se limitan a sonreír y hacer reverencias. Ah, está Walter Matthau, así que nos esperan risas y sonrisas a granel… ¡Epa! Acaban de descerrajarle un tiro a Caz Dolowitz (Tom Pedi), así que a lo mejor no es una comedia después de todo.
A tener en cuenta: a excepción del epílogo, la película transcurre en tiempo real, desde el momento de la toma hasta la resolución del conflicto. No hay flashbacks ni se saltean eventos, aunque eso es algo de lo que nos percatamos tras haber visto la película, ya que tampoco tenemos pantalla dividida ni otros trucos que años después veremos en TV en 24: ésta es una cinta de 1974 y no un episodio de la serie de Jack Bauer.
Como sea, se trata de una exquisita película con un casting de lujo, comenzando por el villano principal, un contenidísimo Robert Shaw, aunque el lujazo de esta película es su protagonista, un gran comediante que aquí carga con un papel serio y lo resuelve con solvencia. No se trata de una superproducción al estilo Star Wars (1977), no hay mujeres semidesnudas ni karatecas mortales pero es un producto más que decente con la dosis exacta de suspenso, acción y humor, con un reparto sólido que incluye a Lee Wallace, Julius Harris y Jerry Stiller, otro comediante en un papel inusual.
Así que ya ven, estamos ante una hermosa película. Hay una remake de 2009 dirigida por Tony Scott, que es lisa y llanamente un esperpento; no sólo adolece de un guión abominable sino que el director no puede con su genio y, como en el resto de sus películas, te marea con su uso de la cámara. Cuando hay dos personas hablando, las mantiene sentadas o de pie y hace girar la cámara revoloteando a su alrededor, en vez de hacer que los actores se muevan o simplemente caminen. ¡Y de alguna manera se las ingenia para desperdiciar a Denzel Washington! A no confundirse: el título de la versión de 1974 tiene letras, el de la remake, números. La buena es la de 1974 y la recomiendo fervientemente.
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