Reseña Cómic: Project: Patron #1 (2021)

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Título original: Project: Patron #1
Editorial: Aftershock
Año: 2021
Guion: Steve Orlando
Dibujo: Patrick Piazzalunga
Color: Carlos Lopez
Grado: B+
Reseña: Hugo C

Advertencia: esta reseña contiene los INEVITABLES SPOILERS que deberá conocer el lector para entender el planteo de la serie.

¡Ajá! Esto no se lo esperaban, ¿verdad? Una reseña de un cómic de superhéroes, y con buen puntaje. Incluso para mí se trata de una reseña inesperada, así que antes que nada voy a explicar un poquito cómo es que preparo mis reseñas para este blog y para el de Betina. (Así es, en este párrafo he puesto una astuta PNT para el otro blog, que vendría a ser como la casita que construía Petrocelli –o sea, una obra en progreso–, así que no es necesario que vayan ya, pero ténganlo en cuenta. Como siempre, mi agradecimiento a Arsenio por darme el espacio y al amable lector por soportar este párrafo.)

Volviendo a cómo preparo mis reseñas, diré que básicamente, armo una planilla de Excel con las posibles series, películas y cómics a reseñar y trato de mantener un cierto orden, armar una cola de espera, para que no se me complique demasiado la vida. En cierto modo, puede decirse que ya sé cuáles van a ser mis próximas 20 o 30 reseñas. Sin embargo, no dejo de chusmear por distintos rincones de la red de redes y de vez en cuando termino leyendo algún cómic que termina pasando al primer lugar en la (larga) fila de pendientes. Es el caso del que hoy nos ocupa…

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Project: Patron es básicamente un riff sobre la muerte de Superman, es decir que toma esta línea argumental de 1992 y la lleva en otra dirección. Por supuesto que Steve Orlando no puede usar a Superman ni a Doomsday, que son propiedad de DC, así que en este cómic tenemos a Patron y a Woe, quienes hace 30 años se molieron mutua y salvajemente a golpes hasta caer muertos. Y tal como en el cómic de 1992, al poco tiempo Sup—digo, Patron, vuelve a la vida para seguir sopapeando a cuanto villano o criatura amenace a nuestro planeta.

Pero en (esta) realidad no es así. Y acá vamos con lo que vendría a ser una teoría conspirativa que no hubiese desentonado en la serie original del Hombre de Acero. ¿Y si Superman hubiese muerto definitivamente, y los de S.T.A.R. Labs, o el Proyecto Cadmus, o alguien, se hubiese encargado de mantener en secreto un sucedáneo, es decir (y haciendo una referencia al Universo Marvel), un LMD con poderes similares a los de Superman, pero "piloteado" por un grupo de personas similar a los Challengers of the Unknown?

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Así que, si bien para el mundo en general este superhéroe ha vuelto de la tumba, en realidad se trata de un androide, un clon o un híbrido de ambos, sin conciencia propia pero "piloteado" a distancia por otra(s) persona(s) desde hace ya 30 años. (Establecido dentro de la historia, y que en el mundo real –el nuestro, digamos– es aproximadamente el tiempo que ha transcurrido desde la publicación de la saga original.)

Ahondando un poco más en el concepto: este sosías –aquí llamado "reploide"– es "piloteado" por un integrante distinto según lo que se necesite: hay una chica que se ocupa de las misiones que requieren un enfoque más intelectual y un luchador para las que requieren de combate mano a mano, pero hay además un piloto principal, que se ocupa de la mayoría de las cosas "normales" que hace Patron, digamos, bajar el gato del árbol o salvar al transbordador espacial. Siguiendo con las comparaciones con personajes conocidos, digamos que éste vendría a ser el Nick Fury del grupo. (El de los años 70, no el que se parece a Samuel L. Jackson.)

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Pero hay más: resulta que últimamente pilotear al reploide se le está haciendo cada vez más cuesta arriba al piloto principal, ya que con cada misión se le está acortando la vida de tal modo que ya está pensando que no le queda mucho hilo en el carretel. ¿Y a que no saben quién muere en la última página?

Ése es el planteo inicial de esta miniserie que pinta muy interesante, y ya veremos si se trata de un cómic de iniciación del joven reemplazante o de uno de esos misterios en el que matan a uno del equipo y hay que ver quién de los otros es el topo, o el asesino, o ambos. O si la historia mezcla ambas cosas. Ni idea, aunque ha logrado captar mi interés. En cuanto al arte, Patrick Piazzalunga capta muy bien la onda superheroica de los 90, así que sus dibujos no hubiesen desentonado en alguna de las entregas de la saga original de 1992.

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¿Cómo continuará esta historia? Hay aún muchas cosas por aclarar, pero habrá que leer el segundo número de Project: Patron.

Más reseñas en su índice.

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